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A letter from Carlos Cardenas Martinez in Nicaragua

Noviembre 2011

“Si Jehova no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican. Si Jehová no guarda la ciudad, en vano vigila la guardia”  Salmo 127, 1-2.

Hermanas y hermanos en Cristo, les saludo en esta carta que pretende ser una pequeña y humilde contribución a mi testimonio del poder que tiene su solidaridad y compasión hacia miles de familias pobres afrontando la peor crisis climática de nuestros tiempos.

Los meses de octubre y noviembre de 2011 enlutaron a centenares de familias en la región de Centro América producto de un desastre provocado por intensas lluvias, inundaciones y deslaves que una vez más puso al descubierto la vulnerabilidad que caracteriza a nuestro modelo de desarrollo. Esta tragedia obligó a más de 500 mil familias a evacuar sus viviendas, dejó más de 700 mil sin techos; miles perdieron sus bienes domésticos y sus ya precarias reservas alimentarias, sumado a las pérdidas de más del 70% de los cultivos de subsistencia del pequeño agricultor y su stock de ganadería menor.

Curiosamente este fenómeno que rompió el record de precipitaciones de los desastres mayores de los últimos 10 años también puso a prueba el mecanismo de respuesta humanitaria conjunta de las iglesias cristianas en la región. En la primera semana de intensas lluvias la oficina de Asistencia Presbiteriana en Desastres (PDA) en Nicaragua recibió llamados de alerta temprana, cartas de solicitud de socorro, mensajes electrónicos desde el Sureste de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua.

Pero ¿Cómo reacciona el personal de PDA ante una emergencia múltiple y de larga escala que esta afectando simultáneamente a varios países? ¿Cúal es el mecanismo de respuesta?

En realidad en las primeras horas reina la confusión; luego sobreviene el caos en medio de lo que los desastrólogos suelen llamar la etapa de crisis. Luego nos aprestamos a esperar las declaraciones oficiales de emergencia de los gobiernos nacionales, los reportes de los sistemas de monitoreo del tiempo y al mismo tiempo el llamado de nuestros propios Equipos de Rápida Respuesta a reunirse para discutir la situación en cada país, que incluye la formación de brigadas de evaluación de la situación y la conexión con las iglesias locales y sus pastores para evaluar el impacto. Generalmente en las primeras 24 horas PDA suele recibir información adicional de los Enlaces Regionales de PC(USA) en América Latina. En esta ocasión, a fin de tener una perspectiva directamente desde el terreno mientras dominaba el estado de pre-crisis y crisis fueron visitados poblados y caseríos, aldeas y ciudades en tres países de los cinco afectados.

Se seleccionó a El Salvador para relatar este capítulo de supervivencia de las comunidades que hoy a través de diversos espacios de sociedad civil demandan que Centroamérica sea reconocida por las Naciones Unidas (ONU) como una región especialmente vulnerable y como tal sea declarada para efectos de la Convención Marco de la ONU para el Cambio Climático. En El Salvador PDA formó parte del Equipo de Valoración Inicial del Foro de Acción Conjunta de las Iglesias conocido ACT Alianza bajo la coordinación del Obispo Luterano salvadoreño Medardo Gómez al mismo tiempo que mantenía la coordinación con los foros del resto de países. 

Esta visita a comunidades y albergues de la zona costera del departamento de La Paz nos dio una primera panorámica de los problemas enfrentados por las familias evacuadas, permitiéndonos confirmar la información preliminar producida en las primeras horas por la primera respuesta.

En esta ocasión, confieso que regresé muy preocupado a Managua, debido a que las comunidades visitadas en El Salvador, Honduras y Nicaragua ubicadas en las costas aledañas al Golfo de Fonseca, presentaban escasas posibilidades de poder recibir una apropiada asistencia para la rehabilitación temprana, especialmente por encontrarse ubicadas en zonas de producción marginal y desempleo crónico, donde los habitantes viven de la pesca y captura de cangrejo en los manglares, o del corte estacional de la caña de azúcar.  O bien viven de los cultivos de exportación de melón y otros rubros de consumo intensivo de mano de obra en gigantescas plantaciones de grandes agroexportadores, así como también pequeños productores de agricultura de subsistencia en tierras agotadas.

Un grupo de líderes comunitarios y madres de familia evacuadas con sus hijos en el Albergue El Samaritano comunidad El Bordo Chele, nos invitó a pasar para conversar sobre su situación y perspectiva inmediata. Pablo Andrade nos contó, “Por el momento no queremos regresar a nuestra casa porque está muy escondida allá en los manglares en la comunidad de El Samaritano y las organizaciones de ayuda no llegan hasta allá, no tendremos acceso a la ayuda alimentaria y agua segura que tanto estaremos necesitando en las próximas semanas. Además, los niños están enfermos y tienen miedo a la inundación; no queremos regresar porque las aguas aún mantienen inundada nuestra casa, mientras aquí estamos más visibles cerca de la carretera Panamericana”. Y al preguntar si no temían por la seguridad de su casa, su esposa Irene Andrade, mientras amamantaba a su pequeño hijo, respondió, “Como cristianos confiamos que esta situación no será permanente; Dios proveerá y Dios cuidará de nuestro hogar”

Este testimonio resume la creencia presbiteriana de que “en medio del caos siempre habrá esperanza,” siempre habrá solidaridad con el sufrimiento de los más pobres y vulnerables. PDA facilitó recursos para la respuesta de asistencia de emergencia que administrara el Foro ACT El Salvador y Guatemala pero también facilitó otra serie de contactos con presbiterianos de los EE.UU interesados en apoyar comunidades del Sur de Honduras (Choluteca, Valle). El Occidente de Nicaragua en Villanueva y Somotillo del departamento de Chinandega probablemente reciban el apoyo para la rehabilitación temprana con recursos de PDA bajo la administración del Consejo de Iglesias Evangélicas de Nicaragua CEPAD de acuerdo con una propuesta y presupuesto elaborados por su equipo de evaluación inicial.

La prueba fue superada en este escenario de impredecible complejidad y quiero con esta carta elevar nuestra oración de gratitud porque la Gracia del Señor ha tocado muchos corazones que han hecho posible responder primero a las necesidades más urgentes para salvar vidas y proteger a aquellos más vulnerables.

Carlos Cárdenas M.

PC(USA) Mission Co-worker in CEPAD.
Managua, Nicaragua.

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