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A letter from Carlos Cardenas Martinez in Nicaragua

June 2014 - An Election Accompaniment

Una misión de acompañamiento que merece ser recordada como lección aprendida  

´´Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo: No hay profeta sin honra, sino en su propia tierra y en su casa´´ Mateo 13, 57

En los últimos días de Noviembre 2013 acepte una gentil invitación de la Federación Luterana Mundial FLM que conjuntamente con miembros del Foro ACT de Honduras organizaron una misión de acompañamiento internacional al proceso electoral de Honduras.

Por tratarse del país donde nací y viví hasta mi juventud pensé que pudiera ser una magnifica experiencia hacerme acompañar de mi hijo Carlos Roberto un joven de 25 años. El nació en Nicaragua y acaba de finalizar sus estudios y está intentando abrirse camino en el campo profesional. Por la carretera tuvimos largas horas para hablar sobre la misión, su significado para mi, ciudadano de Honduras, que ahora regresaba después de casi 40 años a su tierra en una misión, que exigía nuestra rectitud, transparencia y justicia para testimoniar como se llevaban a cabo las elecciones en ese país.

También la importancia para el que como  joven le tocaba por primera vez  asumir un serio papel al mismo nivel que su padre en un país que el poco conocía. Le agradó tanto que unos meses más tarde, también fue invitado a agregarse a una misión similar en El Salvador.

Honduras tiene un ambiente político particularmente estresante donde una ciudadanía atomizada, fragmentada y confrontada por los recientes acontecimientos ligados a un golpe de estado que gobiernos extranjeros fraguaron cruentamente contra su presidente constitucional Manuel Zelaya Rosales en Junio de 2010.  Fue un escenario donde no era para menos esperar que después de los comicios resurgiera la violencia, independientemente a quien favorecieran los resultados. Acordamos que debíamos estar preparados en términos de un plan de contingencia personal, o de nuestro grupo de dos, acordando un lugar de encuentro en caso de allanamiento del hotel o de necesidad de búsqueda de refugio.

Una de las cosas que recuerdo compartir con mi hijo fue que fui un niño criado en una familia muy pobre guiada por un obrero de la construcción que obtenía ocasionalmente empleos temporales que no cubrían las necesidades mínimas de una familia supernumeraria. Eramos 8 hermanos. Le hablé de la desesperanza de acostarme sin haber comido nada y con la preocupación de que tampoco a la mañana siguiente habría desayuno y así todos los días. Aun más, siendo el segundo de los hijos mayores me preocupaba y me dolía el  llanto de los más pequeños pidiendo su leche, su comida ante un fogón frío y totalmente apagado porque no había que poner al fuego. A veces lo encendíamos para que el vecino viera el humo de la chimenea y no se enterara de nuestra amarga situación. Mi sueño, por la pobreza vivida, debido a la pobreza vivida, era ir a tierras lejanas, aprender lenguas extrañas y un día regresar triunfante a mi país a ayudar a mis hermanos, mi familia y mi gente.

Haciendo una vida en Nicaragua, fui bendecida con juntarme al CEPAD y la comunidad de iglesias evangélicas que me ha dado la oportunidad de servir como voluntario en una variedad de experiencias de hacer la paz, como acompañar a las elecciones en Honduras. 

Hoy, 40 años después, he notado que la gente me tiene mucha consideración a mí y a mi familia y como parte de esta misión. Muchos, incluso, me han saludado reconociendo que como parte de una gran coalición global  de iglesias cristianas a las que representamos estamos en capacidad de influir en otros sectores de opinión para abogar por la justicia y los derechos humanos en una sociedad rasgada por el conflicto político entre la vieja oligarquía hondureña, el militarismo y las fuerzas del progreso y la democracia. Esto lo identificamos claramente como el valor agregado de ser parte del cuerpo de Cristo, de su iglesia integrada por más de 140 denominaciones reunidas en la coalición conocida como Acción Conjunta de las Iglesias o Action By Churches Together ACT Alliance.

Nuestra estadía usualmente teníamos reuniones de coordinación e información hasta el propio día de las elecciones. El día de las elecciones, salimos con nuestros flamantes trajes con logos de Verificador Internacional o Acompañante Electoral de la FLM. En nuestras conversaciones privadas nuestro resumen destacaba el carácter pacífico, respetuoso y transparente que tuvo el proceso en las mesas electorales y nuestra frustración por no tener acceso a la verificación del sistema electrónico de digitalización de los resultados desde el nivel de las mesas electorales y del envio de la información parcial.

Al final del día, había mucha especulación alrededor de un supuesto fraude electrónico masivo donde estaba claro que todo esto fue planeado profesionalmente y con mucha anticipación con la certeza de que ninguna misión de verificación internacional o nacional por mucho acceso que tuviera a las urnas no tendría jamás acceso al sistema de registro electrónico y de agregación final de las cifras. A pesar de que  solo hubieron conatos de violencia en algunas ciudades del país, al anunciarse los resultados finales se produjo el descontento de la oposición y la situación de crisis y violencia estaba por estallar.

Planeamos nuestro regreso tan pronto fuera posible salir de la capital donde corrían mucho rumores de persecución y de personas capturadas por pertenecer al Movimiento de Resistencia al Golpe de estado seguidores del Partido Libre. De hecho, ya antes de las elecciones, la población hondureña estaba políticamente etiquetada en do bandos como Golpistas y como Resistencia.

Aprendimos, como padre e hijo, que en situaciones de alto riesgo para la vida, una comunicación franca y abierta es clave, que debemos evitar conversaciones polémicas con otros participantes pero también fue importante reconocer que la acción ecuménica e inter eclesial fue clave para la protección de los más de 150 observadores o acompañantes internacionales que estuvimos en Tegucigalpa en esos tensos días de Noviembre de 2013.

Agradecemos a la Federación Luterana Mundial FLM y a los colegas de ACT en Honduras por su apoyo incondicional para garantizar nuestra seguridad y el éxito de la misión. Damos gracias a Dios por haber salido con bien y oramos y rogamos porque los gobernantes logren conducir los destinos del país en paz, con justicia y equidad en beneficio de la nación hondureña.

Quiero expresar mi agradecimiento por leer mis cartas y les invito a ser parte de estos viajes de acompañamiento para la paz y la reconciliación para este pueblo severamente afectado por la violencia y el sufrimiento a través de oraciones, y siempre que sea posible a través de su valioso apoyo financiero e intercambio con nuestra misión.

Carlos Cardenas
Nicaraguan Council of Evangelical Churches (CEPAD)
Managua, Nicaragua

The 2014 Presbyterian Mission Yearbook for Prayer & Study, p. 44
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